«No le gusta nada estar en el suelo»
Esta frase la escucho muchas veces, cuando a un peque «no le gusta» estar en el suelo, «se pone a llorar en cuanto le dejas» conviene observar varias cuestiones:
-El espacio: ¿el espacio en el que lo dejamos es firme y estable?, ¿es amplio visualmente, sin límites visuales?, ¿dispone de momentos para estar allí?…
– Mi acompañamiento: ¿Qué me hace sentir verlo en el suelo?, ¿cómo me siento?, cuando lo coloco en el suelo ¿dónde estoy yo?
Los bebés necesitan sentirse mirados, ser tocados, contacto… «dejarlos en el suelo» no significa «aprovecho para hacer otras cosas», para ir a otra habitación, ver la TV, el móvil… significa estar con el bebé, observarle, hablarle, tocarle… ¡lo que se aprende de un peque «sólo» mirándole!
Pero para ello debemos de estar en el suelo, a su altura, sentados o tumbados.
– La postura: ¿cómo lo coloco? Pues en posturas que llegue por sí mismo. Pikler nos hablaba de comenzar boca arriba y que fuera el peque el que fuera descubriendo las diferentes posturas, apoyos, desplazamientos… ¡sin enseñárles! El bebé es competente para ello.
-El tiempo: ¿durante cuanto tiempo? El que resulte placentero para el peque, cuando se cansa, lo cogemos.
-Los objetos: ¿hay objetos que le resulten atractivos, que se adecúen a sus necesidades? (Tener en cuenta que durante los primeros meses están descubriendo su cuerpo, no necesitan juguetes)
– La interferencia: los bebés no piden estar en posturas que no conocen. Lo más saludable es colocarlos sólo en posturas que son capaces de alcanzar por sí mismos desde el suelo. Es normal que si a un peque lo sentamos en el carro, en la hamaca, en el suelo (cuando aún no es capaz de alcanzar esa postura por sí mismo), le sostenemos de pie (porque creemos que «tiene fuerza en las piernas») usamos aparatos como los tacatás, saltadores… rechace estar en el suelo y «se salte» etapas de su desarrollo motor.
Respetemos su desarrollo porque este, no es una carrera, es un paseo que necesita su tiempo.
Laura Estremera Bayod
Si quieres profundizar en este tema junto a otros, puedes hacerlo en su libro Ser niños acompañados